Glaucoma, cataratas, degeneración macular, etc.: enfermedades oculares y cómo detectarlas a tiempo
Síntomas, causas y tratamientos
El ojo es el órgano sensorial más importante y es tan complejo como sensible. Son muchas las enfermedades oculares que pueden afectar nuestra visión y tener consecuencias adversas para la manera en que percibimos el mundo que nos rodea. Esto incluye desde enfermedades oculares inofensivas, como ojo seco crónico, opacidades vítreas y estrabismo, hasta cataratas, glaucoma y degeneración macular. MEJOR VISIÓN explica: ¿Cuáles son las enfermedades oculares más comunes y cómo se las reconoce? Síntomas, causas, tratamiento y prevención de un vistazo.
Glaucoma
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Más allá de los ataques de glaucoma, donde la presión intraocular aumenta de manera rápida y repentina, el glaucoma solo puede detectarse cuando ya ha causado un daño considerable en el nervio óptico o en la retina. Los síntomas más comunes son lagrimeo y problemas en la visión, como tener un campo visual arqueado y extremadamente angosto. El campo visual es el área que se puede ver sin mover la cabeza. A veces, provoca fallas en el centro del campo visual o hace aparecer anillos de color al mirar fuentes de luz intensa. En ciertos tipos de glaucoma, los afectados experimentan una pérdida general de la agudeza visual y una menor percepción de los contrastes.
El glaucoma agudo se da cuando se produce una acumulación fuerte y repentina de presión en el ojo afectado. Puede estar acompañada por los siguientes síntomas: ojos enrojecidos y "duros", dolor de cabeza y ocular, náuseas, vómitos, pupilas fijas (cuando la pupila no reacciona a la luz), y una pérdida repentina de la visión.
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'Glaucoma' es un término genérico que abarca distintos tipos de la enfermedad. La mayoría se caracteriza por un aumento de la presión intraocular o un trastorno circulatorio que afecta al nervio óptico. En casos poco frecuentes, el glaucoma también sucede cuando hay baja presión intraocular. Ciertos factores de riesgo promueven una mayor presión intraocular y, por consiguiente, la probabilidad de contraer uno de los diversos tipos de glaucoma. Algunos de estos factores son: padecer diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares, infecciones oculares o miopía; haberse sometido a varios tratamientos con cortisona; que existan posibles casos en la familia; y tener más de 65 años.
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El tratamiento depende del tipo de glaucoma. Pueden usarse colirios para los ojos con el fin de reducir la presión intraocular. Si no, un tratamiento con láser o una intervención quirúrgica pueden lograr los resultados deseados. La operación de glaucoma suele realizarse con anestesia local.
El glaucoma agudo se considera una emergencia médica y se lo debe tratar de inmediato, ya que, de lo contrario, puede producir ceguera. Se le administra medicación al paciente para reducir la presión intraocular antes de someterlo a la intervención.
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El glaucoma no puede prevenirse, pero pueden modificarse los factores de riesgo. Prevenir la diabetes mellitus y enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial, reducirá en gran medida el riesgo de padecer glaucoma.
Cataratas
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Según la fase de la catarata, los síntomas pueden manifestarse en diferentes grados. Los más comunes son la atenuación de los colores y los contrastes, dificultades para ver al anochecer o con poca luz, mayor deslumbramiento y menor capacidad de adaptarse a la luz y a la oscuridad. Los afectados experimentan graves restricciones en la visión: de lejos, a corta distancia (por ejemplo, al leer) y distancia intermedia (por ejemplo, al mirar la televisión).
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Existen muchos factores que causan las cataratas. El más común es el proceso natural de envejecimiento de los ojos. Otros factores que aumentan el riesgo son: diabetes mellitus (tipo 1 y 2), neurodermatitis, consumo de tabaco, lesiones en los ojos, medicamentos (tipos de cortisona), deficiencias nutricionales, coriorretinitis y radiación. Las cataratas también pueden ser hereditarias. En este caso, suelen contribuir factores no hereditarios, como haber contraído sarampión en el útero.
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Las cataratas solo pueden tratarse adecuadamente mediante una intervención quirúrgica. El cristalino opaco se reemplaza por un lente artificial (por lo general, hecho de acrílico o silicona). La operación suele realizarse de forma ambulatoria con anestesia local. Se opera primero el ojo más afectado, y el otro suele tratarse unos días o unas semanas más tarde; todo depende de cuánto tarde la recuperación.
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Las cataratas relacionadas con la edad son un proceso natural y, por lo tanto, no se las puede prevenir. Esto no es así cuando las cataratas son producidas por otros factores. Se ha descubierto que existe una relación entre fumar y padecer cataratas. Por lo tanto, dejar este hábito previene la enfermedad. Las medidas más importantes para prevenir la diabetes son llevar una dieta equilibrada, dormir lo suficiente y hacer ejercicio con regularidad. Por otra parte, el riesgo de sufrir lesiones en los ojos puede reducirse si se usan gafas de protección al realizar tareas peligrosas (como taladrar o pulir). Para evitar daños por los rayos ultravioletas, siempre use gafas que tengan el recubrimiento correcto. Cuando se encuentre de vacaciones o en un centro de bronceado, por ejemplo, use gafas de sol, y opte por gafas de esquí si se encuentra en las montañas.
Degeneración macular (DMAE)
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Existen dos tipos de degeneración macular: seca y húmeda. La degeneración macular seca suele evidenciarse cuando se reduce la claridad visual en el campo central de visión. Al leer, las letras de los bordes son claras, pero las que se encuentran en el medio se ven un tanto borrosas. Los afectados suelen tener dificultades para reconocer rostros. A medida que la degeneración macular progresa, la visión suele empeorar, hasta que el campo central de la visión se ve considerablemente afectado o destruido por completo.
Por su parte, la degeneración macular húmeda es una consecuencia de la degeneración macular seca. Aunque es menos frecuente, avanza mucho más rápido. Comienza por causar limitaciones drásticas para ver de lejos y de cerca, y, finalmente, produce una pérdida irreversible de la visión. Un síntoma común de la degeneración macular húmeda son los problemas para ver líneas rectas (por ejemplo, en marcos o mosaicos), que aparecen torcidas.
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En la degeneración macular seca, una parte de la retina retrocede, se hace más delgada y muere. Esto destruye las células fotorreceptoras que se encuentran en el centro de la retina. En la degeneración macular húmeda, se forman nuevos vasos desde la coroides hacia la mácula, donde producen hemorragias y retención de agua.
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Aunque la degeneración macular es incurable, se puede ralentizar o incluso detener el avance de la enfermedad con un tratamiento.
La degeneración macular se puede tratar con un procedimiento ambulatorio, donde se inyecta un medicamento determinado en el ojo (inyección intravítrea) que es expulsado por los nuevos vasos sanguíneos. Así, la mácula "se seca" una vez más. Dado que, por lo general, esta no es una cura permanente, el tratamiento debe repetirse en intervalos regulares durante varios años.
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Como la degeneración macular es una de las enfermedades oculares relacionadas con la edad más comunes, es necesario realizarse controles regulares de la retina a partir de los 55 años. Así, pueden tomarse medidas para tratarla a tiempo.
Opacidad del vítreo
("moscas volantes" o "manchas negras")
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La opacidad del vítreo se manifiesta mediante puntos, rayas o efecto Schlieren de color oscuro, muchas veces transparente, en el campo visual, en particular sobre un fondo brillante, por ejemplo, al leer o mirar el cielo o la nieve. Las manchas parecen volar, siempre siguiendo la dirección de sus ojos cuando estos se mueven. El fenómeno también se conoce como "moscas volantes".
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Las "moscas volantes" suelen ser consecuencia del proceso natural de envejecimiento del cuerpo vítreo (corpus vitreum), que representa la mayor parte del globo ocular. Está compuesto por agua en un 98 % y por componentes proteicos y fibras de tejido conectivo en un 2 %. Estos componentes suelen disolverse en agua y, por lo tanto, son invisibles. Con el tiempo, el cuerpo vítreo se reduce y se licúa. Las fibras de colágeno se agrupan y, de pronto, nublan la visión. La opacidad del vítreo es una enfermedad ocular común relacionada con la edad. Alrededor de dos tercios de las personas entre 65 y 85 años tienen estos síntomas, que afectan a quienes tienen miopía antes que a quienes no tienen defectos refractivos o que padecen hipermetropía. Los trastornos metabólicos, como la diabetes mellitus; una lesión o un golpe en el ojo; o tomar ciertos medicamentos pueden producir opacidad del vítreo.
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Aunque las "moscas volantes" suelen ser molestas, en la mayoría de los casos, son inofensivas y no es necesario tratarlas. Si las opacidades limitan la visión y, por lo tanto, la calidad de vida de manera sustancial, existen opciones de tratamiento. En primer lugar, existe la extirpación del vítreo (vitrectomía), donde se extrae el cuerpo vítreo parcial o totalmente y se llena el ojo con líquido o gas para reemplazarlo. Los oftalmólogos no recomiendan este tratamiento, dado el riesgo de ceguera que conlleva. Existe un procedimiento nuevo, menos riesgoso, llamado 'vitreólisis láser'. Se trata de un procedimiento no invasivo para tratar la opacidad del vítreo. La vitreólisis láser se realiza de manera ambulatoria con anestesia local y es casi indolora. Se utiliza un láser para disolver o desintegrar las opacidades del cuerpo vítreo (fotodisrupción). En comparación con la extirpación del vítreo, este tratamiento tiene muchos menos riesgos y efectos secundarios.
Las siguientes excepciones requieren medidas urgentes: si las opacidades se intensifican de pronto y aumentan en cantidad, o si están acompañadas por destellos de luz, podrían ser los primeros síntomas de un desprendimiento de retina. En este caso, debe realizarse una exploración oftalmológica de inmediato. Lo mismo sucede si luego se produce una lluvia de puntos negros de gran tamaño: si, de repente, el paciente ve en su campo visual numerosos puntos que parecen lluvia o humo ondulado, puede estar sufriendo una hemorragia del vítreo, que debe ser examinada de inmediato por un oftalmólogo, posiblemente en un hospital. Tenga en cuenta que no podrá conducir durante varias horas después de que lo examine un oftalmólogo, ya que, por lo general, se le colocarán gotas para dilatar las pupilas.
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Son varios los factores que influyen en la salud ocular y en el proceso de envejecimiento de los ojos. Entre ellos, pueden mencionarse una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable. Además, debe evitarse la presión excesiva en los ojos, por ejemplo, al frotarlos con fuerza.
Estrabismo oculto o latente
(heteroforia)
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Quienes lo padecen suelen tener dolor de cabeza, ardor en los ojos o esfuerzo excesivo visual, que suelen estar acompañados por cansancio. Además, pueden experimentar visión nublada, irritación en los ojos y visión doble.
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En el estrabismo latente, los ojos del paciente no están totalmente paralelos, lo cual perjudica su percepción de la profundidad. El cerebro y los músculos del ojo se esfuerzan para evitar que se dupliquen las imágenes, lo cual produce mucho cansancio al paciente. Existen varios factores que influyen en la aparición de heteroforia: el consumo de alcohol, el estrés, la fatiga y el agotamiento psicológico. Pasar muchas horas frente al computador también puede favorecer la heteroforia.
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El estrabismo latente suele ser un síntoma por un esfuerzo excesivo visual y, por lo general, no se lo trata. Si produce disfunciones, la heteroforia se puede corregir con un par de gafas prismáticas a medida. Estas equilibran la percepción incongruente gracias a un recubrimiento especial en al menos uno de los lentes. Así, mejora la movilidad y la interacción de los ojos, y quien las usa tiene una visión mejor y más relajada.
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Aunque la heteroforia no puede prevenirse, pueden tomarse medidas para prevenir sus consecuencias, como problemas en la visión. No obstante, se pueden tomar medidas para evitar que se produzcan consecuencias, como defectos en la visión. Los bebés y los niños pequeños deben realizarse exploraciones regulares para comenzar a recibir tratamiento lo antes posible.
Estrabismo manifiesto
(heteroforia, estrabismo concomitante)
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En la mayoría de los casos, el estrabismo manifiesto afecta a bebés y a niños pequeños. En el estrabismo concomitante, los ojos se mueven en todas direcciones, pero no se enfocan en el mismo objeto. El ángulo de desviación es idéntico en todas las direcciones.
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El estrabismo concomitante se hereda o es provocado por la hipermetropía. Otras causas posibles son defectos visuales en un ojo o restricciones en la percepción del espacio.
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El estrabismo concomitante puede tratarse mediante terapia de oclusión. El ojo sano se cubre desde unas pocas horas hasta varios días para obligar al ojo desviado a ver correctamente. Así, el centro visual recibe los impulsos necesarios para reeducarse adecuadamente.
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No puede prevenirse el estrabismo concomitante. No obstante, se pueden tomar medidas para evitar que se produzcan consecuencias, como defectos en la visión. Los bebés y los niños pequeños deben realizarse exploraciones regulares para comenzar un tratamiento temprano en caso de ser necesario.
Estrabismo paralítico
(estrabismo incomitante, strabismus paralyticus)
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En el estrabismo paralítico, se producen fallas de repente en uno o varios de los músculos extraoculares o en el nervio óptico. De repente, el paciente ve doble y tiene problemas para percibir el espacio; además, suele sentir náuseas, dolores de cabeza y mareos. También puede experimentar un exceso de sensibilidad a la luz, "temblores" o ardor en los ojos, y exceso de parpadeo. El ángulo de desviación difiere dependiendo del eje visual. Las personas que sufren estrabismo paralítico suelen compensarlo inclinando la cabeza para aliviar el músculo paralizado. En otras palabras, inclinan la cabeza hasta ver derecho.
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El estrabismo paralítico suele ser provocado por una lesión, una enfermedad neurológica, daños en el sistema nervioso o una inflamación en los músculos extraoculares. Si existen trastornos circulatorios o tumores en el cerebro o la cavidad ocular, se puede producir estrabismo paralítico.
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El tratamiento del estrabismo paralítico difiere según su causa. Una opción es corregir el problema con un par de gafas prismáticas, que equilibran la percepción incongruente gracias a una técnica de revestimiento especial que se aplica en al menos uno de los lentes. Si no, se puede tratar operando los músculos del ojo que estén afectados o administrando toxina botulínica. En algunos casos, el estrabismo paralítico se cura solo después de varias semanas o meses.
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Las opciones de prevención dependen de la causa del estrabismo paralítico y son demasiado diversas como para explicarlas aquí en detalle. Su oftalmólogo es quien podrá realizar un diagnóstico adecuado.
Queratocono
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La córnea de ambos ojos se adelgaza y adopta una forma cónica. La deformación continua hace que siga disminuyendo la agudeza visual. Si las gafas recetadas del paciente deben cambiarse rápido en un período breve, esto puede indicar la aparición de queratocono. Ambos ojos resultan afectados, pero no siempre en el mismo grado. El queratocono puede ocurrir durante la infancia, pero se suele manifestar entre los 20 y los 30 años. El avance de la enfermedad también varía según la persona. En algunos casos, se percibe como un problema menor de visión, mientras que otros necesitan cirugía. A menudo, el paciente ya no puede usar lentes de contacto. Los pacientes que se encuentran en fases avanzadas de la enfermedad manifiestan tener la visión distorsionada o ver anillos alrededor de fuentes de luz intensa, sombras en los objetos, visión doble, mayor sensibilidad a la luz y visión limitada al anochecer o en la oscuridad.
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No se dispone de suficiente información sobre las causas y los factores de riesgo del queratocono, a pesar de que se han realizado numerosos estudios al respecto. Aparentemente, se debe a una disfunción en la tiroides o a una predisposición genética, dado que el queratocono puede aparecer en varios integrantes de una misma familia. Un factor de alto riesgo del queratocono es frotarse los ojos con fuerza durante un largo período y de manera frecuente, por ejemplo, debido a una alergia.
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El tratamiento del queratocono difiere según su causa, pero debe comenzarse lo antes posible. Si se determina que la glándula tiroides es la responsable, puede ser útil realizar un tratamiento con hormona tiroidea. En las fases avanzadas, un trasplante de córnea suele ser la única opción.
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Lo más probable es que no pueda prevenirse el queratocono, ya que es muy posible que las causas tengan que ver con factores genéticos. No obstante, se pueden minimizar los factores de riesgo y, en caso de alergia, los pacientes deben abstenerse de frotarse los ojos o tomar medidas para eliminar la picazón. Por ejemplo, pueden someterse a desensibilización o tomar los medicamentos correspondientes.
Las enfermedades oculares deben ser diagnosticadas y tratadas por un oftalmólogo. Si tiene síntomas que no puede identificar, consulte a su oftalmólogo de inmediato. Si sus ojos están sanos, el oftalmólogo puede determinar si se pueden implementar medidas correctivas para mejorar su visión.