Por qué es tan importante tener una buena visión
Si uno de los sentidos corporales no funciona, los demás se encargan de asumir todo el trabajo. La vista desempeña un papel fundamental en este aspecto.
Los sentidos corporales son nuestro contacto con el entorno. El cerebro humano amalgama la explosión de neuronas de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto y sabe encauzarla para convertirla en un conjunto que tenga sentido. Lamentablemente, no nos acordamos de nuestros sentidos hasta que uno de ellos deja de funcionar.
Los seres humanos tenemos cinco sentidos: la vista, el gusto, el olfato, el oído y el tacto que percibimos a través de ojos, lengua, nariz, oídos y piel, respectivamente. Sin duda, el órgano sensorial más importante de todos ellos es el ojo. Hasta el 80 % de todas las impresiones que percibimos nos llegan a través de la vista. De hecho, si alguno de los otros sentidos (por ejemplo, el gusto o el olfato) deja de funcionar, el de la vista es el que mejor nos protege frente al peligro.
Ejemplo: los resfriados
Los virus del resfriado atacan en un promedio de tres o cuatro veces al año. Cuando una persona está acatarrada, la sensación que nota es de enorme cansancio y, además, los sentidos del olfato y el gusto dejan de funcionarle correctamente. A consecuencia de ello, de repente, ya no puede percibir el olor de los alimentos en mal estado. El olfato es un programa predeterminado genéticamente. Resultaba crucial para la supervivencia, ya que constituía el único medio para distinguir lo que era comestible de lo que no a través del olor. Si el sentido del olfato deja de funcionar, la vista tiene que suplirlo, por ejemplo, examinando los alimentos por si tuvieran moho u otros indicios sospechosos, así como leyendo la letra pequeña de la fecha de caducidad.
Ejemplo: los alimentos y la bebida
Puede parecer extraño en un primer momento, pero la verdad es que, aparte del sentido del gusto, la vista también desempeña un papel esencial a la hora de determinar si algo está bueno o no. En comparación con el resto de los sentidos, el gusto es muy débil. Si bien podemos distinguir miles de colores con la vista, la capacidad que tenemos para diferenciar los sabores se limita a reconocer tan solo a cinco: dulce, agrio, salado, amargo y "umami" que podría traducirse someramente como gustoso, un potenciador natural del sabor que se encuentra principalmente en el tomate, el queso y la carne. Tal y como ya se ha indicado previamente, el sentido del gusto no se basa solo en lo que percibe a través de la lengua sino que también se vale de la vista. Por ejemplo, los alimentos de color amarillo, naranja y, sobre todo, rojo se consideran más dulces que los de otros colores. Incluso expertos profesionales en vino cayeron en esta trampa hace tiempo. Investigadores franceses les dieron a catar un vino blanco al que se le había añadido un colorante alimentario de color rojo. Resultado: nueve de diez expertos no supieron distinguirlo de un vino tinto normal y corriente.
Ejemplo: buscando a aquella persona especial
El sentido de la vista tiene un papel decisivo en la magia del primer momento. Los gestos, las expresiones del rostro y el lenguaje corporal contribuyen enormemente a elaborar una impresión de conjunto. Unas fracciones de segundo son suficientes para que decidamos si una persona es atractiva o no. Solo cuando nos empezamos a conocer mejor es cuando intervienen los otros sentidos, en especial, el olfato.
Ejemplo: la deficiencia auditiva
Millones de personas en todo el mundo padecen problemas auditivos, pero son muy pocas las que aprovechan las posibilidades técnicas disponibles en la actualidad para ponerles remedio. Para estas personas es fácil que una conversación en un grupo grande acabe convirtiéndose en un tremendo galimatías o que la música no pase de ser una mezcla de ruidos. Estas personas están expuestas a muchos peligros, puesto que ya no les es posible oír la bocina de un automóvil, la sirena de la policía ni el silbido de un hervidor de agua. Llegados a este punto, la vista es la que se hace con el control, ya sea en materia de tráfico, en casa o durante las actividades de ocio.
Ejemplo: la ceguera
Las personas ciegas también compensan su minusvalía con los otros sentidos. Por citar un par de ejemplos, con una formación intensiva, aprenden a utilizar el sentido del oído para orientarse en un espacio y el del olfato para reconocer a personas y lugares.
Las personas que veían antes de perder la vista a causa de una enfermedad o un accidente pueden recordar los colores el resto de toda su vida. Aunque las personas ciegas de nacimiento no posean una idea exacta sobre los colores, igualmente comprenden el significado de claro y oscuro, así como el de brillante y apagado.